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Otra vez han vuelto a dar por la tele la película Pretty Woman: mujer prostituida que se enamora de un empresario de éxito y termina formando con él una pareja estable. Ese mundo idílico no tiene nada que ver con las tres mil mujeres que ejercen la prostitución en Canarias. En su mayoría, provienen de familias con escasos recursos, han sufrido violencia de género y tiene poco nivel formativo. Además, ahora con el coronavirus su situación ha empeorado. Nos lo cuenta Sara Baz, coordinadora del programa La Casita de las Hermanas Oblatas en Tenerife.